lunes, 10 de noviembre de 2008

Teatro Varasanta Abre Su Gran Bóveda Blanca

Cansados de andar como un grupo errante, y de pasársela arreglando y pintando casas que les prestaban o les arrendaban, pero que les pedían al poco tiempo, Fernando Montes y los integrantes del grupo teatral Varasanta iniciaron la búsqueda de una sede definitiva donde poder echar raíces.

Así, luego de 15 años de liderar este sueño teatral por barrios como la Macarena, Palermo, y hasta en una mansión del extinto narcotraficante Gonzalo Rodríguez Gacha que les prestó la Dirección de Estupefacientes, la Fundación Teatro Varasanta acaba de inaugurar su nueva sede en el barrio Teusaquillo.

Entre las miles de anécdotas que tienen en estos años de deambular urbano, Montes recuerda con humor que en la casa de Gacha, precisamente, no solo tuvieron que sanar una deuda de $50 millones en agua y otra de $20 millones en energía, sino que padecieron en carne propia toda una noche el asalto de un grupo en busca de tesoros.

“Entraron a robarnos con bruja y todo a bordo dizque en la búsqueda de una presunta guaca de dinero que obviamente nunca apareció. Pero además eran unos brutos que cortaron los teléfonos y luego no sabían cómo llamar a sus contactos afuera para que los recogieran, porque se les descargaron los celulares”, comenta Montes.

El nuevo espacio de 800 metros cuadrados contará con tres salas de teatro, espacios para exposiciones, cómodos camerinos y cafetería, entre otros servicios.

“En el primer piso la gente va a encontrarse con la Sala de la realidad degradada (unos 50 espectadores), inspirada en el concepto del creador polaco Tadeusz Cantor, quien dice que el arte permite sublimar aquellos espacios considerados basura en las sociedades”, dice Montes.

En el segundo habrá otro espacio similar en el que el actor César Badillo presenta por estos días su proyecto del Teatro de Esquina.

Y, finalmente, está la gran sala del tercer piso, un espacio que se puede adaptar según los requerimientos del teatro contemporáneo. “Es una bóveda blanca y no negra –dice Montes– porque yo he trabajado mucho tiempo en los teatros y me he dado cuenta de que el negro es terriblemente inhóspito”.

De esta manera, Varasanta se suma a la nueva oferta de salas de la capital, con el objetivo de trabajar propuestas en torno a las dolorosas situaciones de nuestra realidad nacional desde una poética diferente. Así lo muestran en su obra Frágil alma a la deriva (Anima, vagula, blandula), que se presenta hoy y mañana, acerca del desplazamiento.

“El objetivo de este nuevo espacio es luchar contra las fuerzas de la destrucción a punta de creación y tratar de equilibrar la balanza, en la medida de lo posible. Lo que no sé muy bien es cuántos gramos de energía creativa se necesitan contra la energía destructiva”, concluye

(EL TIEMPO)


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